Los vinilos se han convertido en un recurso perfecto para decorar la habitación de los más pequeños (y no tanto) de casa: son fáciles de colocar, económicos y con mil y un propuestas, algunos incluso personalizables en colores, tamaños y diseño.
Tipos de vinilos o stickers
- Vinilos de PVC: “Son los tradicionales de plástico, que constan de tres partes: la lámina base, el vinilo y el transfer transparente. Aunque son removibles, no conviene despegarlos en exceso, porque pierden adherencia”, explica Alicia, fundadora de Decohappy.
- Vinilos de tela: “Son de poliéster y constan de dos partes: la lámina base y el vinilo troquelado encima. Al ser más gruesos que los de PVC, no necesitan transportador para evitar que se arruguen. Son mucho más fáciles de colocar que los de PVC y son más removibles. Y, en cuanto a precio, cuestan lo mismo”, resume Alicia.
Uno de los “enemigos” con los que se enfrentan las pegatinas vinílicas, sobre todo las que son más grandes o incluyen más elementos, es la posible dificultad a la hora de colocarlos. Desde Decohappy Alicia explica que “ahora, los vinilos, sobre todo si son de calidad, son mucho más fáciles de colocar que antes, que debías ir con cuidado de que no se formaran burbujas”.
Pero aún así, da algunos consejos para principiantes: “Conviene colocar el vinilo en una pared que no le dé el sol directo, porque con el tiempo podría llegar a decolorarse, ni presente humedades. Y antes de colocar el sticker conviene limpiar la zona con un paño para quitar el polvo o la posible suciedad de la pared. Para una mayor adherencia, la superficie conviene que sea lisa. Lo ideal es empezar por la pegatina más grande y, en base a ella, ir colocando el resto. Una vez pegado, pasa un paño seco sobre el vinilo para asegurar su adherencia”.